El metacrilato en la decoración se emplea, tanto en hogares como en lugares de trabajo, especialmente desde los años 80. Fue entonces cuando tomó un impulso muy grande, sobre todo en lo referente a la fabricación de muebles (estanterías, mesas,…) y pequeños enseres (portafotos, revisteros, paragüeros, portalápices, trofeos,…).

Actualmente, recurrimos a él en búsqueda de dos tipos de decoración muy diferenciadas. Podemos complementar un estilo vintage, que está tan de moda, por medio de su inclusión como muebles y accesorios o, por el contrario, dar un toque de modernidad a nuestro hogar como elemento decorativo de paredes mediante láminas impresas que sustituyan a los clásicos cuadros.

Gracias a su brillo y su superficie lisa, el metacrilato garantiza un acabado limpio y luminoso en cualquiera de sus facetas, habiendo disponibilidad en transparente o en variedad de colores.

El metacrilato en la decoración resulta ideal, tanto en interiores como en exteriores (por su resistencia a la intemperie y a las radiaciones ultravioletas). Hablamos de un material polivalente, muy empleado para uso doméstico o para la industria (como separador de espacios, mostradores, vitrinas, stands y expositores,…).

Hay que tener en cuenta, que al tratarse de un material plástico, debemos ser especialmente cuidadosos con el empleo y la limpieza del metacrilato. Por un lado, se trata de un material sensible a los arañazos, algo a tener en cuenta a la hora de manipularlo. Así mismo, los productos químicos abrasivos pueden provocar un deterioro anticipado del producto, por lo que se recomienda lavarlo con un trapo suave humedecido con una solución de jabón neutro.